Con solo un puñado de células en el embrión es todo lo que se necesita para formar la capa exterior de músculo del corazón en un pez cebra adulto.
Un equipo de investigadores del Centro Médico de la Universidad Duke, en Estados Unidos, utilizó embriones de pez cebra y una nueva técnica que permite aplicar hasta 90 etiquetas de color en diferentes células, para rastrear líneas celulares y células individuales a medida que se formaba el corazón.
Los científicos se han llevado una notable sorpresa al descubrir la escasa cantidad de células que, en los experimentos realizados, pasaban a crear la estructura de ese órgano tan crítico, y sospechan que otros órganos pueden formarse de modo similar.
El equipo de Kenneth Poss y Vikas Gupta encontró que unas ocho células contribuían a formar el principal tipo de músculo cardiaco en la pared del corazón del pez cebra, y apenas una o dos células podían crear entre un 30 y un 70 por ciento de toda la superficie ventricular.
Conocer el modo en que estas células musculares hacen su trabajo en el corazón podría conducir a nuevas terapias. Kenneth Poss cree que se podría canalizar este proceso de desarrollo a fin de hacer crecer músculo para reforzar las paredes ventriculares en corazones dañados o que funcionan mal. "A alguien que ha tenido un ataque al corazón le gustaría que mediante esta capacidad se generara nuevo tejido muscular que cubriera de modo natural una cicatriz, y es interesante pensar que la ayuda podría provenir de una pequeña cantidad de células musculares de una población de ellas".
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